NELSON MANDELA: EL PODER DE LOS CAMINOS PACÍFICOS
Ha muerto un gran visionario y líder histórico, una de esas personas irrepetibles que ante el odio tendió siempre la mano. La prensa mundial recoge estos días su leyenda
Nelson Mandela: negociación para la democracia
No es de extrañar que este poema que recogemos sirviera de guía y consuelo espiritual a Nelson Mandela mientras estaba encarcelado en Robben Island donde era humillado y vejado por su ideas, por su compromiso ético con los suyos, con la humanidad y consigo mismo.
INVICTUS
En la noche que me envuelve,
negra como un pozo insondable,
doy gracias al dios que fuere,
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias,
no he gemido ni llorado,
ante las puñaladas del azar,
si bien he sangrado, jamás me he postrado.
Más allá de este lugar de ira y llantos,
acecha la oscuridad con su horror,
no obstante la amenaza de los años me halla,
y me hallará sin temor.
Ya no importa cuan recto ha sido el camino,
ni cuantos castigos lleve a la espalda,
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.
( William Ernest Henley 1875)
Su título sirvió para una gran película que ahonda en la fuerza de la concordia como vía para la convivencia pacífica entre todos los pueblos de la tierra.
Nelson Mandela: negociación para la democracia
No es de extrañar que este poema que recogemos sirviera de guía y consuelo espiritual a Nelson Mandela mientras estaba encarcelado en Robben Island donde era humillado y vejado por su ideas, por su compromiso ético con los suyos, con la humanidad y consigo mismo.
INVICTUS
En la noche que me envuelve,
negra como un pozo insondable,
doy gracias al dios que fuere,
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias,
no he gemido ni llorado,
ante las puñaladas del azar,
si bien he sangrado, jamás me he postrado.
Más allá de este lugar de ira y llantos,
acecha la oscuridad con su horror,
no obstante la amenaza de los años me halla,
y me hallará sin temor.
Ya no importa cuan recto ha sido el camino,
ni cuantos castigos lleve a la espalda,
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.
( William Ernest Henley 1875)
Su título sirvió para una gran película que ahonda en la fuerza de la concordia como vía para la convivencia pacífica entre todos los pueblos de la tierra.
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